Mallorca: las apariencias engañan porque la recuperación es débil
Se aprecia una notable afluencia de turistas, pero la ocupación está disparada en apartamentos y es ínfima en hoteles
El número de operaciones aéreas se acerca a niveles prepandemia, pero apenas cubriendo la mitad de asientos de avión
El aspecto de varios destinos de Mallorca presenta una cantidad de turistas en las calles y playas muy cerca de lo habitual en estas fechas, lo que ha llevado a considerar que la recuperación es vigorosa, pero las apariencias engañan y las estadísticas hoteleras demuestran que el resurgir en general es muy débil, y absolutamente insuficiente como para aguantar un segundo invierno sin el colchón del verano (Mallorca: ocupación hasta el 65% en la primera quincena de agosto).
La recuperación está siendo muy desigual, y los hoteleros son los grandes perdedores comparado con los apartamentos turísticos. También por destinos el resurgir es dispar, e incluso dentro de algunas zonas la variación es radicalmente opuesta entre las primeras líneas y las más alejadas de la playa, y también tiene influencia el tipo de producto y su dependencia de según qué canal de comercialización.
La ocupación de los apartamentos roza en Mallorca el lleno estas semanas, mientras la de los hoteles ronda la mitad, unido a que una décima parte de la planta ni ha abierto en temporada alta por segundo verano consecutivo. La recuperación de vuelos se acerca a niveles prepandemia, pero también esta estadística distorsiona la realidad dado que cubren solo alrededor de la mitad del pasaje.
La temporada se ha reactivado en Mallorca a principios de agosto, encadenando varias semanas de mayor afluencia de turistas a las actividades de ocio permitidas. Sin embargo, teniendo en cuenta que abril, mayo, junio y gran parte de julio fueron meses sin apenas ingresos, la recaudación amasada va a quedar lejos de lo necesario para sobrellevar sin angustias de liquidez un nuevo invierno, aún contando con un mes de septiembre alentador.
Los destinos mallorquines de más tamaño, los de Calviá, los de la Bahía de Alcudia o los del Levante, están resultando los más golpeados, en contraste con los más pequeños y con hoteles de menor capacidad. Esto ha llevado a replantearse el reposicionamiento de productos de masas para especializarlos en nichos o temáticas, e incluso el de zonas que también contemplan diferenciarse ante unas tendencias que sí son estructurales por los gustos de la demanda, más allá que las coyunturales por las restricciones.