Yolanda Díaz acaba de hacer una propuesta revolucionaria para limitar el turismo y el transporte en España. Las medidas que anuncia, y que probablemente sean la puntilla para el PSOE que quedará aún más descolocado, generarán un fuerte rechazo en el mundo del turismo (Yolanda Díaz enciende las alarmas en el sector turístico).
No es verdad que el turismo o el transporte no quieran abordar los desafíos de la reducción de las emisiones de CO2, el problema es de intensidad, preparación, análisis de alternativas y negociación.
Sin embargo, en este caso todo parece mucho más fácil de entender: no se trata de que Díaz esté haciendo una propuesta viable, es que está distrayendo la atención sobre lo que le ocurrió el domingo pasado en Galicia. No es que le haya ido mal, es que ha estado en el dos por ciento de los votos siendo ella gallega.
Cualquier experto en comunicación, incluso el más incompetente, conoce la técnica del calamar, consistente en que en momentos de dificultad se lance un tema muy potente a la palestra para desviar la atención. Eso exactamente es lo que tenemos sobre la mesa: una distracción para que la sociedad se olvide del desastre del domingo. Porque es obvio que nada de lo que dijo Díaz ha sido mínimamente pensado.