Airbnb intensifica su ofensiva contra las políticas municipales de Madrid y Barcelona mediante el envío de cartas a los alcaldes José Luis Martínez-Almeida y Jaume Collboni. En los últimos días, ha venido criticando sus medidas, proponiendo alternativas para salvar su modelo de negocio y evitar que se produzca un golpe similar al visto en Nueva York (Pisos turísticos ilegales: la necesaria complicidad de las plataformas).
En la capital, Airbnb cuestiona el recién presentado “Plan Reside”, que prohibirá las viviendas turísticas en edificios residenciales del centro histórico a partir de agosto de 2025. Asimismo, en el arco exterior, será obligatorio que los pisos que compartan bloque con los residentes, dispongan de un acceso independiente (Cerco a los pisos turísticos en Madrid: listado de las calles afectadas).
En su misiva, la plataforma sugiere permitir solo “anfitriones ocasionales”. Se refiere a “aquellos que alquilan de manera ocasional su residencia principal o incluso una habitación en su propia casa, mientras están en ella”. A su juicio, “esto no elimina las unidades del mercado, ya que son viviendas principales”.
Casualmente, en su última intervención tras la Junta de Gobierno, Martínez-Almeida tuvo unas palabras para el modelo de negocio de Airbnb. “¿Por qué comercializan pisos que saben que son ilegales? Lo hacen a sabiendas de que hacen algo ilegal, así que pido que cesen la publicación de viviendas que no cumplan con la normativa”.
Por su parte, en Barcelona, la empresa ha solicitado el fin de la moratoria, que, desde hace una década impide nuevas licencias para viviendas de uso turístico. “Es evidente que las restricciones contra las viviendas de uso turístico en Barcelona a lo largo de la última década no han cumplido su promesa de combatir los problemas de accesibilidad a la vivienda y el turismo de masas”, critica.
Como publicó Preferente, la idea de Jaume Collboni es erradicar los 10.101 pisos turísticos existentes a día de hoy en el año 2028. La principal preocupación es “el acceso a la vivienda”, con un precio del alquiler que, “en los últimos diez años ha aumentado casi un 70%, y el de compra un 40%”.