Booking ha protagonizado un crecimiento vertiginoso en la última década. La plataforma, que fue vista en un primero momento como una gran oportunidad para que los hoteleros llegasen a cualquier parte del planeta sin inversión, ha despertado un creciente rechazo por los supuestos abusos a los que ha sometido a las empresas de alojamiento.
Es más, las denuncias de varias asociaciones han derivado en una sanción histórica contra la OTA, que si nada ni nadie lo impide deberá abonar 486 millones de euros por imponer “prácticas restrictivas de la competencia”, según la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) (Multa histórica de la CNMC a Booking: 486 millones de euros).
Un informe del gran lobby europeo de hoteles (Hotrec) muestra con cifras el aplastante dominio de Booking sobre sus rivales, con más del 70% del negocio, y, lo que es más preocupante, su crecimiento imparable en detrimento de la distribución directa de los proveedores.
En el caso concreto del mercado español, las OTA, con Booking en cabeza de forma destacada, canalizaron en 2023 el 36,3% de las ventas de los hoteles, lo que representa un importante aumento de más de cuatro puntos porcentuales sobre 2021 (32%). Respecto a 2013, el crecimiento es de 14,7 puntos, ya que en dicho ejercicio las agencias online solo acaparaban el 21,7% del negocio.
2023 es el primer año en el que la venta directa, que pareció remontar tras la pandemia, se ve superada por las OTA. Según los datos recabados por Hotrec, la primera cae de forma estrepitosa, pasando del 41,4% en 2021 al 34,4% en 2023. En 2013 se situaba en el 43,6%, 9,2 puntos porcentuales más que en el último ejercicio.
Agencias de viajes convencionales y turoperadores muestran, en cambio, una resistencia digna de elogio. Su cuota de mercado es del 27,1%, tan solo 3,1 puntos menos que diez años atrás, cuando fue del 30,2%.