El catedrático de análisis geográfico regional de la Universidad Carlos III de Madrid, Guillermo Morales, considera que Canarias debe fijar el tope anual en 17 millones de turistas si no quiere tener problemas de colapso en sus instalaciones y destinos en el futuro (Canarias: protestas multitudinarias contra el turismo de masas).
En una entrevista concedida a Canarias7, el experto apunta que “no me alegro de esa cantidad, no me alegro de que sigan creciendo los números de turistas porque sigue siendo una sobrecarga”. En su opinión, “es una barbaridad”, y apuesta por “ganar en calidad y no en cantidad”.
En este sentido, subraya que “estamos yendo hacia un monocultivo, como antes lo era el plátano o el tomate, y eso va en detrimento de algo fundamental en cualquier tipo de economía, que es la diversificación de los sectores económicos. No se puede depender exclusivamente de un sector. El colapso tiene una probabilidad más alta cuanta mayor dependencia tengamos”.
Sobre las medidas que han trascendido hasta la fecha en Canarias, cuestiona que la ecotasa “no resuelve nada, simplemente justifica el incremento. Pido cuidado a aquellos que defienden la ecotasa, que no es la solución, es para justificar una medida, el castigo a los empresarios hoteleros”.
Para resolver los problemas de masificación ve necesario imitar a Menorca, a la que tilda de “isla modélica”. “Es la que más se parece a nuestras islas verdes. Han optado por un crecimiento de gente que puede pagar mucho dinero por el alquiler o la adquisición de la vivienda. Desde el punto de vista turístico es un modelo a seguir”.
El catedrático también ha puesto el foco en la crisis demográfica que azota al archipiélago por el notable incremento poblacional en los últimos años. “Ahora mismo somos 2,2 millones de personas en Canarias. Lo que mantengo es que somos ya mucha carga demográfica sobre un territorio frágil, y esto hay que saberlo. Si seguimos a este mismo ritmo, esto es insostenible”.
A este respecto, valora positivamente la idea de limitar la compra de vivienda a extranjeros. “No es una mala solución, pero nunca puede tener carácter absoluto. No se puede limitar que los extranjeros compren viviendas porque se estaría eliminando una entrada de divisas procedente del exterior”.