Barcelona tiene un complicado frente que resolver con los turistas incívicos de origen extranjero. La inexistencia de una normativa contundente está provocando que aquellos visitantes que se saltan las normas puedan recibir una sanción, pero no tengan la obligación de pagar la misma.
Según cuenta El Periódico, aunque sean denunciados, el abono de la multa es solamente voluntario. El afectado tiene la posibilidad pagar con su tarjeta en el mismo momento (pronto pago), pero también puede negarse, algo que, en la mayoría de los casos, acaba eximiéndole de la sanción.
“Solo se cobran un tercio de las sanciones a visitantes y la gran mayoría de éstas es gracias al Pronto Pago”, lamenta el concejal del Ayuntamiento, Marc Serra. Es por ello que pide que se promueva este método de pago “a través de los propios agentes de la Guardia Urbana”.
Pero lo más curioso es que este vacío legal solo se aplica a los turistas. Para aquellos que sean residentes en Cataluña o en España, las diferentes administraciones se encargan de que las multas sean pagadas, ya sea por las buenas o por las malas. Si el denunciado decide no pagar de manera voluntaria, se le acaba cobrando a través de embargos.
Ante este sinsentido, el Instituto Municipal de Hacienda ya está trabajando en medidas que permitan el cobro forzoso a aquellos que se salten la ley. Aunque aún no se han dado a conocer los detalles, fuentes municipales confirman al citado medio que está en marcha.