Benidorm ya mira hacia el año 2024 tras un 2023 en el que su potente sector hotelero no ha conseguido igualar las cifras previas a la pandemia. En cualquier caso, el destino alicantino volvió a ser una de las grandes locomotoras de turismo en España, especialmente en verano, cuando se alcanzaron picos de ocupación superiores al 90%, y muy cerca del “lleno técnico”. (Benidorm reina hasta en Nochevieja: colgará el cartel de lleno)
La secretaria general de Hosbec, Mayte García, afirmaba hace unos días que “2023 ha finalizado dando la fortaleza que el sector necesita para encarar un nuevo año con muy buenas previsiones”. Se ha conseguido “una planta hotelera más cualificada, y la imagen de un destino menos estacionalizado y con mayor proyección internacional”.
Con estas herramientas, y una vez finalizada la temporada alta, Benidorm pone el foco en los viajes del Imserso como clave para la mencionada desestacionalización. Estos arrancaron con un mes y medio de retraso, lo que provocó que, durante la primera quincena de noviembre, se registrase una ocupación hotelera del 77,8%, frente al 83% que alcanzó en el mismo periodo de 2019. (Benidorm: el retraso del Imserso frustra la plena recuperación)
Sin embargo, ya todo parece marchar con normalidad y, a fecha 4 de enero, los establecimientos ya contaban con un 62% de reservas confirmadas para la primera quincena. Un porcentaje que, con total seguridad, se incrementará en estas semanas, ya que se trata de uno de los destinos más demandados, tanto por los pensionistas como por los turistas extranjeros.
Siguiendo esta línea, Hosbec también ve el 2024 como una oportunidad para avanzar en la mejora de la conexión aeroportuaria de Alicante. Entre las peticiones de su presidente, Fede Fuster, se encuentran mejoras en las infraestructuras y las carreteras, la llegada de la Alta Velocidad al aeropuerto, e incluso la construcción de una segunda pista en el mismo.
Como último punto, ha puesto el foco en el sector del taxi. En los últimos meses han transcendido varios casos de turistas que han mostrado gran descontento por el servicio recibido por este segmento en la región. Fuster lo califica como un “punto negro” en la valoración de los viajeros, e insta al ejecutivo autonómico a regularlo de alguna manera.