El alquiler turístico crece en 2024 de forma vertiginosa, lo que unido al alza generalizada del turismo, dificulta el crucial equilibrio entre el desarrollo de la primera industria de la economía española y el bienestar de los residentes en España (El desmadre de las viviendas turísticas en España, al detalle).
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el número de viajeros internacionales que han pernoctado en viviendas vacacionales experimenta un incremento interanual del 27,3% en los siete primeros meses del año (6,6 millones frente a los menos de 5,2 millones del ejercicio anterior). Los hoteles, en cambio, muestran una evolución mucho más discreta, con una tasa del 9,5%.
Estos datos vienen a demostrar que las primeras restricciones impuestas por los gobiernos autonómicos y municipales, aún incipientes y muy localizadas, no evitan que esta forma de alojamiento, en la oferta ilegal campa a sus anchas, se expanda peligrosamente por el territorio español.
De los datos del INE llama poderosamente la atención la diferencia en materia de gato turístico entre los extranjeros que se alojan en hoteles y los que lo hacen en viviendas turísticas. Los primeros desembolsan una media diaria de 257 euros, mientras que los segundos solo destinan 153 euros al día.
En recientes declaraciones a Preferente, el consejero delegado de Meliá y presidente de Exceltur, Gabriel Escarrer, ya anticipó que las plazas de alquiler turístico “se han multiplicado y siguen registrando un incremento explosivo, aportando poco o ningún valor añadido, por cuanto en ocasiones ni siquiera están registradas como actividad económica” (Escarrer: “Haters minoritarios los ha habido siempre”).