En las puertas de casi todas las casas de alquiler de las ciudades y pueblos de Europa hay hoy una caja negra o gris que tiene un teclado de números para introducir una contraseña. Al hacerlo, la caja se abre y allí están las llaves del piso o vivienda alquilados (Florencia prohíbe nuevos alquileres vacacionales).
Florencia, la monumental ciudad de la Toscana italiana, ante la incapacidad para acabar con la enfermedad, ha decidido contentarse con prohibir el síntoma, o sea las cajas negras. Hay otros nueve puntos en el paquete de medidas urgentes, respuesta a la desnaturalización de la ciudad, denunciada por los pocos vecinos que aún quedan en el casco histórico.
Entre las prohibiciones adicionales, los guías turísticos ya no podrán utilizar altavoces, porque incomodan a los vecinos.
Pero el mayor enfado va a dirigido a las cajas negras. Hace unas semanas, en una protesta, los vecinos pegaron cruces rojas en las cajas, como señal de repulsa.
Florencia está casi desde siempre gobernada por la izquierda. El año pasado anunció una prohibición de alquileres de corto plazo (del tipo de Airbnb) y presiona para conseguir que esas propiedades sólo puedan alquilarse un máximo de 120 días al año en régimen de turismo.