Grecia está viviendo un alza inesperada de los precios del alquiler, con algunos casos en los que se rozan los mil euros por una vivienda normal. La crisis tiene especial incidencia en algunas zonas turísticas y también en la capital. La mayor parte de los afectados culpan a la expansión del alquiler vacacional de este fenómeno (Alerta en España por el trasvase masivo de viviendas al alquiler turístico).
El problema adicional para los griegos es que los salarios del país son considerablemente más bajos que los de la media de Europa, mientras que el poder de compra de los turistas es más elevado. El salario mínimo griego es de 830 euros, que además es bastante frecuente.
Como media, los griegos gastan un 34 por ciento de sus ingresos en el alojamiento, mientras que en el conjunto de Europa esa proporción es apenas del 19 por ciento.
La crisis griega tiene un punto crítico cuando estuvo a punto de salir del euro, lo que significa que entre 2009 y hoy sus salarios cayeron un 32 por ciento, sin que aún hoy se hayan recuperado.
Hay varias zonas de Atenas en las que edificios enteros han sido comprados por inversores chinos, turcos, rusos o del Oriente Medio (el Líbano en especial). Grecia ofrece una visa de oro a los extranjeros que se instalen en el país. Esto ha acelerado el aumento de los precios de la vivienda, generando una crisis que ha desembocado ya en protestas y manifestaciones.