Hace unos días, Preferente informó de las quejas de un grupo de 58 jubilados del Imserso que viajó desde León a Gran Canaria y se encontró un hotel que, a su juicio, “no correspondía con los servicios ofertados y su categoría” (Imserso: el viaje de 58 jubilados que se convirtió en una pesadilla).
Se trataba del hotel Chatur Palmera Mar de Puerto de Mogán, el cual denunciaron que se encontraba “en lo alto de una montaña, con una pendiente que hacía el acceso peligroso para personas con movilidad reducida y que se volvía resbaladiza con la humedad”. Asimismo, expusieron que estaba en plena reforma, las habitaciones apenas tenían muebles y las conexiones por transporte público eran “insuficientes”.
Ahora se ha conocido que el Imserso ya era consciente de esta situación y aun así envió a los jubilados a dicho hotel. Según recoge Leonoticias, los días 8 y 9 de febrero, otro grupo de 65 clientes presentó una reclamación en la que ya alertaba de “condiciones inaceptables” y “deficiencias sustanciales” que afectaron “gravemente” a su experiencia (El Imserso reconoce que los viajes necesitan una “reflexión profunda”).
“Había habitaciones sin condiciones mínimas, ausencia de mobiliario y servicios, un comedor con problemas logísticos y ausencia de piscina”, recalcan. A ello se suma que la “comida no estaba a la altura”, con “productos que estaban muy quemados y había colas para servir un pedazo”. “Nunca cumplió con la calidad del servicio prometido”.
Es por ello que exigieron una compensación para “evitar situaciones similares a futuros huéspedes”. El Imserso tardó días en responder, disculpándose por lo ocurrido y señalando que abrirían una “rigurosa investigación sobre lo acontecido” para tomar para tomar las “medidas necesarias para subsanar las deficiencias y asegurar que no vuelva a suceder”.
Por su parte, el hotel respondió ofreciéndoles dos excursiones con almuerzo y bebidas gratuitas desde el primer día. Además, quiso seducirles con traslados gratuitos a la playa para ser “compensados en destino”.
No obstante, Pablo Fernández, uno de los usuarios demandantes considera que lo hizo para “sacar a los huéspedes del hotel y acabar las reformas imprescindibles ya que no disponían de vajilla, cubiertos o material necesario para dar de comer a la mitad del grupo. Además, el autobús a la playa era imprescindible por el complicado acceso a la playa desde un hotel en un acantilado y que no tenía la piscina disponible”.