Líderes del sector turístico vienen manifestando con distinto énfasis en público y en privado que su gran temor estructural viene del descenso de matriculados en Turismo en las diferentes universidades de todo el país durante los últimos años (Alerta en España: el turismo se queda sin estudiantes por el Covid).
El trasvase de trabajadores turísticos a otros sectores a raíz de la pandemia está viéndose acompañado por esta alarmante tendencia de que cada vez menos estudiantes prefieren complementar sus estudios básicos para enfocar sus carreras a la industria que representa el motor económico del país.
La irrupción de nuevos destinos competidores como ahora Arabia Saudí y sus enormes ofertas al talento turístico español ha contribuido a encender las preocupaciones sobre el futuro del capital humano para el sector, que afronta además el reto del encarecimiento de la vivienda a raíz de descontrolarse el alquiler vacacional que auspicia Airbnb (El alarmante aumento de los pisos turísticos en España).
Entre las causas que se atribuyen a este fenómeno figura como una de las principales las campañas de estigmatización sobre el turismo que han protagonizado algunos gobernantes, tildando al sector como «precario, estacional y de bajo valor añadido».
También algunos colectivos y formaciones han alentado la demonización de la industria que está sosteniendo los servicios públicos del país, unido a que el Gobierno central ha decidido marginar al Turismo de dotarle de un Perte con fondos europeos a diferencia de otros once subsectores menores (El PP pide financiar con fondos europeos la renovación del sector).
La falta de réplica y una contraofensiva por parte del sector para concienciar sobre también el mayor número de efectos positivos de la industria que más prosperidad crea y redistribuye alberga al mismo tiempo su cuota de responsabilidad en este mal que amenaza a todo el Turismo a medio y largo plazo.