A las horas puntas se forman a diario grandes atascos en el sur de Tenerife, sobre todo a la altura de Los Cristianos. Ello es consecuencia del gran boom turístico y residencial que vive de un tiempo a esta parte el principal destino de la isla. Las retenciones son estresantes y suponen serios inconvenientes para los ocupantes de autobuses y vehículos que se dirigen a los aeropuertos, especialmente al del norte, ya que en algunos casos hay pasajeros que llegan a perder sus vuelos. Los tapones no eran tan agudos antes de la pandemia.
Estas fuertes retenciones han tenido y tienen sus repercusiones negativas en medios locales y algunos de fuera de la isla del Teide. Se trata de una gran contrariedad que se veía venir desde hace años y que nunca ha sido abordada con diligencia por las administraciones públicas, y en especial por la más implicada: el Cabildo. La ampliación de los carriles de la autopista y la circunvalación son claves para solventar el denso e intenso tráfico que va del Médano a Los Gigantes. El llamado “anillo insular” hay que implementarlo a la mayor brevedad posible.
Los turismofóbicos tinerfeños, que haberlos haylos y no son un puñado, han encontrado un buen caldo de cultivo con este problema de los atascos. Los torquemadas de nuevo cuño le achacan todos los males habitacionales y vivenciales al turismo, sea en Tenerife o en Venecia; en Mallorca o en Dubrovnik; en Cataluña o en Ámsterdam. Y responsabilizan a quienes menos culpa tienen: los turistas. Menos o ninguna porque los vacacionistas nada tienen que ver con la falta de previsión de los gobiernos regionales.
Y como para los neoinquisidores la culpa es de los turistas, pues “fuera turistas”. O sea, “go home”. Eso es lo que escriben en las paredes y recogen los tabloides británicos, de uno u otro signo ideológico, pero igual de amarillistas. Aún no han colocado pasquines con fotos de los hoteleros, como hicieron sus hermanos de Mallorca con Riu, Escarrer, Fluxá y Barceló. Pero todo se andará con estos hooligans del grafiti. El sur de Tenerife ha crecido en función de una planificación de las autoridades y no por decisión de los hoteleros citados y de otros empresarios de no menos enjundia: Puig, Kiessling, Espelt, Zamorano, Domínguez, etc.
Las autoridades crearon el destino y son las autoridades las que deben solucionar los problemas viarios y los de otro tipo derivados de un crecimiento previsto, pero no controlado. Los turistas van a seguir yendo al sur de Tenerife porque tiene el mejor clima de Europa, porque la oferta hotelera es superior en calidad a la de otros municipios turísticos de España y porque las distintas zonas lucen limpias y lustrosas, muy especialmente Costa Adeje. Le decía el taxista más veterano de San Isidro al periodista cuando lo llevaba desde Los abrigos a Santa Cruz: “Gracias al turismo mis dos hijos han podido estudiar dos buenas carreras”. Dicho queda.