Ya se empiezan a conocer las primeras consecuencias del coto impuesto por Nueva York a plataformas como Airbnb. Como publicó Preferente, la Gran Manzana ha aprobado una medida que limita al máximo el alquiler de corta duración, prohibiendo las estancias menores a 30 días. (Airbnb trabaja para evitar fiascos como el de Nueva York)
Según cuenta El País, esta limitación ya ha tenido su efecto. De momento, ya han desaparecido cerca de 10.000 anuncios que ofertaban alojamiento en la región. Eso solo en Airbnb, pero hay que sumar los que se hayan eliminado en otras páginas como Vrbo, HomeAway o Booking. (Airbnb, en horas bajas: “Necesitamos organizar nuestra casa”)
Uno de los activistas de Inside Airbnb, Murray Cox, reconoce que “estaban haciendo caso omiso de las leyes de vivienda, que garantizan que las propiedades residenciales se utilicen exclusivamente con fines residenciales, no turísticos”.
Pero esta situación parece salpicar de alguna manera a los empresarios hoteleros. Una coalición contra los hoteles ilegales acusa a estos de que, “aunque Airbnb siempre ha usado a los pequeños propietarios como su cara pública, la mayor parte de sus ganancias proviene de propietarios sin escrúpulos que regentan varios hoteles ilegales”.
Lo que está claro es que la plataforma de alojamiento ya está sufriendo gravemente las consecuencias de esta limitación. Recientemente, su CEO, Brian Chesky, reconocía que la compañía no atraviesa su mejor momento, señalando que “necesitamos organizar nuestra casa”, empezando por trabajar desde los “cimientos” y reforzar la compañía en todos los sentidos.